Una geocelda, también conocida como celda de confinamiento celular, es una estructura tridimensional fabricada con material polimérico de alta resistencia, diseñada para estabilizar suelos, controlar la erosión y mejorar la capacidad de carga en proyectos de ingeniería civil y ambiental. Estas estructuras consisten en celdas interconectadas que forman una matriz similar a un panal de abejas, la cual, al desplegarse en el sitio y rellenarse con materiales como tierra, grava, arena o concreto, proporciona una estabilidad notable.
Su uso es clave en aplicaciones como estabilización de taludes, refuerzo de bases de caminos, construcción de muros de contención, control de la erosión en riberas y canales, y en proyectos de rehabilitación ambiental. Al confinar los materiales de relleno, las geoceldas reducen el movimiento lateral, distribuyen las cargas de manera uniforme y minimizan los efectos de las fuerzas erosivas.
Además, estas estructuras son altamente versátiles, ligeras y fáciles de instalar, adaptándose a terrenos irregulares y desafiantes. Su diseño no solo mejora la resistencia del suelo, sino que también reduce la necesidad de materiales adicionales, promoviendo soluciones más sostenibles y económicas.
La durabilidad de las geoceldas frente a condiciones extremas, su capacidad para trabajar en proyectos temporales y permanentes, y su contribución a la protección del medio ambiente las convierten en una herramienta esencial para la construcción moderna y responsable.